Hicimos el amor

Hicimos el amor

Fue esa noche, noche mágica
Cuando hicimos el amor.

Sentir tu piel tibia y suave,
Como flor temprana; rosa fresca y perfumada
Con sabor a miel, pasión desenfrenada.

Miré tu cuerpo color piel
Que ardía entre mis manos, bajo las caricias
De una brisa plateada que irrumpía congelada.

El ruido se difuminaba en mi cabeza,
Mis manos temblorosas sostenían la rosa
Con premura ilusión de sembrar en tu vientre,
Una a una mi pasión.

Observé tu alma desnuda,
Y tu parte obscura ignoré; la que habría de matarme.

Se hizo el silencio…
Entre ratos, sólo respirábamos expulsando el humo
De nuestra pasión ahogada.

Penetramos nuestros cuerpos, sacudimos el sentimiento; qué de amores amor mío,
Mis fantasías completabas aquella noche
De nuestra primera vez, de unas veces más.

A veces tu me esperabas, y otras, yo también te esperaba, y juntos corríamos
Por aquellos lugares de ensueños, extasiados
De tardes florales en el corazón del invierno.

Te hablaba al oído, y mordíamos el tiempo
Para que no terminara este contento;
Te besé tantas veces, tantas veces te deseaba.

Ardimos como leños solitarios, como dos brazas separadas que al soltar sus almas se encontraban.

Llegó nuestro feliz momento;
Risas, abrazos, besos, fin de sentimientos, y tras ese paño de felicidad, lágrimas que nos venían siguiendo.

Así terminamos, sin una cama, sin almohadas rotas,
Sin sabanas viradas, y esta sórdida ilusión
Que trastorna tus caricias, tus besos y rasguños en este cuerpo frío, que muere sin tenerte.

Hicimos el amor,
Pero jamás nos tocamos, extrañé tu cuerpo;
Se quedó en mis ganas la llama que encendías.
Hicimos el amor, de sueños y fantasías;
Pero fuiste mía, por un momento, y ahí,
Te hice el amor entre sábanas ocultas de mi corazón.